miércoles, 23 de febrero de 2011

Die schwarze Ente

black swan

Black Swan es la mejor comedia sobre ballet que he visto en mi vida.

"¿Comedia?"

Sí, por supuesto: comedia. Black Swan es una comedia porque cada segundo del metraje provoca risa: los diálogos, las escenas de suspense, los arrebatos psicóticos de la
Portman, las metáforas, las secuencias de baile (xDDDDDDDDD)... Todo; absolutamente todo lo que ocurre en esta película hace que uno no pueda parar de reír ni para tomar aire.

Tanto es así que tuvimos que hacer verdaderos esfuerzos por silenciar las carcajadas, ante las constantes reprimendas del resto de espectadores. Me parece indignante, la verdad. ¿Por qué puede uno reírse libremente en la sala con películas como Sígueme el rollo y no puede hacerlo, en cambio, con Black Swan, cuando lo que ocurre en esta última es, con toda probabilidad, infinitamente más divertido? No es culpa nuestra que los demás espectadores no tengan sentido del humor.


Leo reviews en la
imdb en las que la gente escribe que media sala se partía de risa viendo el final y me muero de envidia. ¿Será que el público español (o, por lo menos, el público del cine Verdi) es todavía lo bastante ingenuo como para dejar que le cuelen semejante chapuza como una película de culto? Qué lamentable.

Me parece lamentable, sí, porque Black Swan es un gigantesco pedazo de basura cinematográfica, desde cualquier punto de vista:

-No es una buena película sobre ballet porque, para empezar, el director ni siquiera tiene la más vaga idea de cómo filmarlo. En vez de enseñarnos CÓMO PELOTAS se baila, el amigo
Aronofsky sólo nos muestra tres cosas: a) primerísimos planos de la cara angustiosa de la Portman (filmados siempre por una cámara empastillado que no para de moverse ni un segundo a una velocidad de vértigo, para intentar disimular lo mal que lo hace TODO la actriz); b) primerísimos planos de las puntas de su doble de cuerpo; c) planos extremadamente alejados (y, a menudo, desenfocados) de una bailarina profesional que no se parece a la Nati ni de coña.

Como resultado de todo esto, las secuencias de baile son incomprensibles, pesadas, rematadamente idiotas y absolutamente imposibles de seguir; por no hablar de lo inaguantablemente risible que resulta ver a la
Porti una y otra vez agitando sus minúsculos bracitos -¡los tiene ridículamente cortos!- como un pollo. Partiendo de esta base, no se puede ni hablar de transmitir, de alguna manera qué es lo que uno SIENTE cuando está bailando. ¿Cómo se supone que tenemos que ENTENDER las motivaciones del personaje, si ni siquiera sabemos qué pelotas está experimentando?

Del retrato que hace Aronofsky del mundo del ballet es mejor no hablar. Sus visión del oficio es tan degradante que TODO el gremio de bailarines, coreógrafos y profesores de danza del mundo debería demandarlo. Incluso yo, como persona mínimamente relacionada con el mundillo, me sumaría. Según el colega Darren, las bailarinas (porque de los bailarines aquí como que no se habla, supongo que porque el sexo gay no es lo suyo) son una panda de emos bulímicas que pasan todo su tiempo libre vomitando y haciéndose cortes, cuando no están puteando a sus compañeras, drogándose en clubes nocturnos o siendo acosadas sexualmente por coreógrafos que hacen lo que les sale de los pendientes reales con total impunidad.

Cojonudo.

Hay tantas cosas que están MAL en lo referente al ballet, que podría gastar tranquilamente 10000 caraceteres sólo en enumerarlas todas, así que me limitaré a concluir que, si queréis saber cómo viven REALMENTE los bailarines, vayáis a ver La Danza (un magnífico documental sobre la Opera de París que, por cierto, se proyecta en el mismo cine) y escupáis sobre el cartel de Black Swan según pasáis de camino.


-No es un buen thriller psicológico, porque todos los personajes -del primero al último- son más planos que la música de
Brian Eno: no tienen motivaciones; no tienen matices; no cambian (a no ser que tengan que hacerlo en momentos puntuales, para satisfacer las fantasías del director). El abanico de expresiones de Natalie Portman es tan variado que fácilmente podrían sustituírla por el emoticono [D:] en todas las escenas, sin que el público se diera ni cuenta.

La evolución de su personaje es completamente nula. Nos prometieron un descenso al lado oscuro, bla, bla, bla... ¡Y una mierda! La protagonista no desciende a ningún lado: es una tía con problemas mentales ANTES de empezar siquiera a ensayar El lago de los cisnes (tiene una relación rara con su madre, vomita, se autolesiona...) y lo único que hace el director es filmar cómo su locura va en aumento, sin causa aparente, hasta llegar a... ningún lado, pero de eso hablaremos luego. El personaje parece tan desconectado de la realidad desde el mismo principio que es imposible experimentar ninguna empatía hacia él. Lo único que puedes hacer es reírte mientras la Porti, vestida como una versión casta de Paris Hilton, sueña que se le pone la piel de pollo.

Para colmo, el concepto de "explorar el lado oscuro" que tiene
Darren Aronofsky consiste en -¡ojo!-: salir a emborracharse UNA NOCHE, girtarle a su madre, morrearse ocasionalmente con el coreógrafo, masturbarse y follarse a Mila Kunis (aunque luego resulte que era mentira). ¿Perdona, Darren...? ¿En el siglo XXI vas a decirme que la homosexualidad y la masturbación están en el lado oscuro; que son prácticas que equivalen virtualmente a autolesionarse y vomitar y que te llevan, inevitablemente, a la destrucción y a la muerte? Lo que yo decía: una comedia.


-No es una buena película de terror, porque Black Swan no asustaría ni a una niña de diez años con estrés postraumático. Las escenas de *ahem* miedito y mal rollo son tan gratuítas que sólo consiguen provocar risa. La obsesión del director por meter sangre en todas partes (da la impresión de que el tipo iba por el plató echando pintura roja en spray a todo lo que se movía) es tan cansina que simplemente no puedes tomártelo en serio, y los recursos que usa para crear *ahem* suspense están tan vistos que parecen sacados directamente de El Orfanato xD

Por si fuera poco, Aronofsky ni siquiera ha sido capaz de darle a la película un final que estuviera a la altura de todo el miedo que ha intentado meternos en el cuerpo: una hora vendiéndonos que la Portman se está transformando en algo terrorífico y maligno, para culminar en una -cutre- escena en la que le salen alas negras sobre el escenario y el público aplaude. ¡¿Eso es todo...?! Según he leído hoy, estuvieron UN AÑO trabajando para lograr que esa escena quedara bien. En lugar de hacer esta tremenda chorrada, Darren podría haber invertido tan valioso tiempo y esfuerzo en VER el lago de los cisnes, enterarse de cuál es su verdadreo argumento (aunque tomarse en serio los argumentos de un ballet del siglo XIX es ESTÚPIDO) y comprender por qué la Portman no podría pasar por bailarina ni aunque practicara un millón de años.

Así pues, tras haberse cargado el clímax de la película con un tremendo montón de NADA, la
Nati baila el último acto y... se muere, o eso debemos suponer, porque ni siquiera queda claro. Con tanto "nada ha ocurrido, nada es real" ni siquiera sabemos si NADA de lo que hemos visto es cierto. A lo mejor la Porti sigue en la cama, soñando que es una bailarina. A lo mejor el sueño lo tiene Darren Aronofsky, que se muere, en secreto, por llevar tutú. O a lo mejor Bruce Willis es un sueño de La jungla de cristal. ¡Qué excusa tan perfecta para meter todo lo que me salga de la polla sin tener que dar explicaciones al espectador!


-No es una buena alegoría de nada en absoluto, porque el director ni siquiera se aclara con los conceptos, no llega a ninguna conclusión y todos sus planteamientos son, simplemente, idiotas. Por lo que yo sé, mezcla el argumento de
El lago de los cisnes (las chicas convertidas en cisnes por la mala leche de un mago) con el concepto del hombre lobo; el concepto de metamorfosis con El Doble, de Dostoyevski (el hombre que se ve perseguido por su propia libertad reprimida en forma de gemelo idéntico maligno, o tal vez sea un sueño de Jason Statham), y, aunque no lo confiese, el perverso y arcaico concepto de arte=enfermedad=destrucción de Thomas Mann. ¿Cuál es, pues, la conclusión?

Si sumamos todo esto, sale que la protagonista es una pobre princesa maldita que no puede ser libre hasta que encuentre el amor incondicional de un príncipe (¿quién es el príncipe en esta película? ¿
Utena Tenjou?), que se transforma, en momentos puntuales, en una criatura peligrosa para quienes la rodean para luego recuperar su forma original (¿?), mientras se va convirtiendo progresivamente en otra cosa y se siente acosada por una doble que representa sus deseos reprimidos, y que, además (y, sin que venga al caso), decide voluntariamente enfermar para poder alcanzar la excelencia en el arte. JODER, qué vida más complicada. No me extraña que esté tan loca. Como, al parecer, el director no podía decidirse por un único cocepto, decidió que era mejor juntarlos todos, y abordarlos todos MAL.

Me cago en tu simbolismo,
Aronofsky. En serio.


¿Qué es, entonces, Black Swan? Como prácticamente todas las películas de autor, un cubo de basura en el que el director arroja todas sus siniestras perversiones, sin ni siquiera preocuparse de darles un sentido artístico o estético; una peli porno de élite nominada a cinco Oscars.

Por mí, que los gane todos y se los meta en ese agujero tan oscuro y enorme que tiene entre las piernas: el alma.