Mi adorado bomboncín y yo nos fuimos hasta Rocafort esta tarde, simplemente porque nos apetecía montarnos en nuestra Bandidita y conducir, sin más.
Cómo echaba de menos esos viajes largos al corazón de Manresa. Cómo echaba de menos esas pequeñas locuras que hacíamos en verano - esas que nos llevaban a conducir kilómetros sólo para estar juntos durante un rato.
El día era precioso. Conducíamos y me reía, como las primeras veces (después de haber perdido el miedo, claro xD), y me sentía tan feliz de estar viv@ que todo lo demás ya no me importaba.
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Cuando llegamos, nuestra mansión de las montañas estaba tan fría que terminamos por poner la estufa /!\ en nuestra habitación para no congelarnos. Decidimos comer en el jardín, por idéntico motivo. Nos sentamos en el borde de la piscina a comernos nuestros bocadillos de cecina, rodeados por los altísimos hierbajos que se abrían paso a través del pavimento y acompañados por una legión de gigantescas hormigas de campo.
Genial :)
Me doy cuenta ahora de que este curso ha sido un infierno en muchos momentos. He sufrido algunas cosas como si yo mism@ hubiera vuelto a los estudios, y eso es imperdonable (no para tí, mon cheri, sino para los profesores, que se encargan de convetir los años de bachillerato en los peores de la vida de un individuo), cuando pienso en lo bien que habríamos aprovechado este tiempo estando juntos de verdad, sin estrés y sin tensiones, ...
Fuck them all. Esto está llegando a su fin. Se acerca el verano y pienso disfrutarlo.
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Felicidad eterna en la Comuna Popular :)
