We share this paradise

Cuánto tiempo llevábamos sin poder hacer esto: abrir la puerta y simplemente disfrutar del buen tiempo, sin preocuparnos de quién entra o quién sale.

He pasado la mañana en el jardín, en compañía de mis majestuosos felinos. A cada lado, podía uno ver un gato ocupado en una actividad distinta: Gatussi, ligando con JJ (y dándose al fornicio en una esquina bajo la atenta mirada de Cola); Gremlin, saliendo a comer con sus cada vez más confiados gatitos; Leroy (el gato-bear), emitiendo constantes maullidos de frustración sexual y asustando a todo gato macho que se cruzara por medio, y mi Quicksilver, revolcándose en la acera bajo el sol. Y es que la vida gatuna, a diferencia de lo que piensan los cletus castradores de mis vecinos, es muy interesante, cuando se vive en armonía con ellos.

Nuestro Quickie estaba hoy muy casero. Se le está pasando ya la ansiedad permanente del celo, y ahora sólo quiere mimos y dormir en sitios cómodos - incluso está volviendo a ganar peso. Ahora mismo, su diversión favorita es sentarse en el umbral de la puerta y mirar al jardín.

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Ha llegado la primavera, como cada marzo, y tenemos sólo unos días hasta que este pequeño oasis en nuestro clima mediterráneo se vuelva verano - luego invierno - luego verano, durante unos días - luego monzón - luego verano, y luego... junio.

Empieza la época de abrir las ventanas y hacer cosas, sentarse en el jardín a no hacer nada y salir en nuestra Bandidita a explorar lo inexplorado (y a perderse por el camino).

Todo eso, en cuanto me cure de este jodido y jodiente resfriado.

A ver si va a ser la culebrilla...

The Last Day On Earth

Apocalyptica – Harmageddon

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Quicksilver ya es un gato libre.

Ayer le dejamos salir a pasear solo por primera vez, y ahora entra y sale cuando quiere. Resulta extraño tenerlo fuera de casa tanto tiempo, pero así todos salimos ganando. Él es feliz y hace lo que siempre ha querido y nosotros no tenemos que aguantar sus psicopáticos hábitos de marcaje.

Cuando sale, le ponemos un bonito collar rojo a cuadro escocés para que nadie lo tome por un cualquiera - en caso de que alguna vez le diera por explorar territorio habitado - y tenemos pensado encargar una plaquita con su nombre y dirección para complementarlo.

De momento, sólo se mueve por el bosque y no se aleja mucho de casa, y ya se ha hecho amigo de la comunidad gatuna local, incluyendo a su horrible madre. Ni siquiera los machos parecen tener problemas a la hora de aceptarlo.

En fin... todo ha salido a pedir de Milhouse. Al fin y al cabo, lo único que necesitaba este incontrolable monstruíto era libertad para poder explorar el mundo exterior.

Burning Of The Midnight Lamp

[Foto: angelito, lámpara de lava y misteriosa lata de Rodeo en la mesa de mi habitación].

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Más de un mes llevo ya sin mi querido MP3 y, joder, cómo se nota en mis largos trayectos interurbanos. Todo es culpa de un mal contacto -una tontería- que impide que la pantalla se encienda. El 17 de enero lo llevamos a reparar, y ahí sigue, y seguirá hasta no-se-sabe-cuándo.

Quicksilver sigue alegrándonos los días con sus constantes y devastadoras micciones. Desde que aprendío a marcar el territorio, hará un par de meses, vivimos en el paraíso del cepillo y la lejía, con los sofás cubiertos por plásticos, como si estuviéramos pintando, y las puertas permanentemente cerradas. Y todo porque no queremos castrarlo. Al menos, yo no puedo. Es frustrante. Intenta uno hacer las cosas lo mejor posible y encima termina pringando. El mundo no es justo.

Ahora lo sacamos a pasear una vez al día; eso sí, con correa :D Nuestro Quick no es un gato callejero cualquiera, y, dado que no sabe comportarse cuando pasea solo, le toca aguantarse. Lo cierto es que no parece importarle. Hay tantos estímulos en el mundo exterior que no presta atencíón al hecho de estar atado. Cuando intenta meterse por algún sitio inadecuado, simplemente no le dejo. Al principio insiste, pero luego comprende que no hay camino y se va tranquilamente por otro lado. Al final, incluso entra solo en casa. Es una gozada, en comparación con sus intermiables y desesperantes escapadas de antes.

En otro orden de cosas, Ronnie avanza lentamente (aunque mejor de lo que cabría esperar), junto con los últimos 3 minutos de One (vamos haciendo... xD), y lo demás sigue más o menos igual, aunque mejora con cada día. ¿Va siendo hora de hacer algo nuevo?

[7 days left]

:'(

PS. Me temo que los dos gatitos son, como ya es costumbre, machos. Qué le haremos... xDDD

Love it or die :)

Aquí están, filmados por primera vez, los hermanos de Quicksilver :D

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Me asomé por casualidad a la ventana y ahí estban, revolcándose al sol con su madre; igualitos que Dodger y JJ el año pasado =)

Gremlin, Junior (que también andaba cerca) y los supervivientes de su camada del momento tienen por costumbre protagonizar estos adorables espectáculos familiares un par de veces al año. Luego, cada uno se va por su lado y se dedica a vivir en el bosque hasta el otoño siguiente. Lo curioso es que Junior siempre acepta el papel de padre, incluso cuando es evidente que ninguno de los gatitos es hijo suyo.

Es la primera vez que tenemos gatitos tan blancos ^^ Por desgracia, ninguno de los que han nacido hasta ahora ha heredado el acabado tricolor de Cola, Gremlin y Blackback. Habrá que seguir intentándolo, y sabemos con toda certeza que Gremlin se encargará de ello.

Mientras tanto, disfrutemos de estas adorables criaturillas, que, por cierto, todavía no tienen nombre :)

¡Un año con Quicksilver!

Si alguien me hubiera dicho el 1 de octubre de 2007 que en una semana iba a tener a mi cuidado a un indefenso gatito de tres días, no me lo habría creído.

Si alguien me hubiera dicho, cuando mi Quicksilver de dos semanas estaba enfermo y los veterinarios le diagnosticaban una muerte inminente, que dentro de un año iba a tener tumbado sobre mis rodillas un gato sano y fuerte... me habría ido a Berlín más tranquil@ xD

Y aquí está él: largo y robusto, pero igual de adorable que entonces.

Cuando miro sus primeras fotos, todavía puedo notar en la piel el frío de octubre, las noches de sueño escaso (constantemente interrumpido por las necesidades propias de un recién nacido), y el olor desagradable de la leche maternizada para gatitos. ¡Qué días tan horribles! Y aun así fueron bonitos... a su manera. No es una experiencia para repetir, desde luego xDD

Quicksilver es uno de esos pocos seres que nacen con la capacidad de enamorar a todo aquel que los conoce. Como diría Bono, "es una cosa que él tiene, y vosotros no". Todavía no me he topado con nadie que haya podido resistirse a sus encantos una vez lo ha visto en persona (porque Quicksilver es más persona que la mayoría de los que, sin justificación alguna, se otorgan ese título), y no es para menos. Incluso cuando, en sus juegos gatunos, les araña la cara, las manos y las piernas a mis invitados (y creedme cuando os digo que muchos se han llevado heridas terribles), ellos nunca son capaces de enfadarse, porque mi Quick es así.

La convivencia con él es toda una aventura.

En primer lugar, a mi Quick no se lo puede alimentar con cualquier cosa. Sus gustos alimentarios cambian aleatoriamente, y es toda una hazaña adivinar qué es lo que pide el pequeño gourmet cada vez que se sienta educadamente junto a la puerta de la nevera y espera, con mirada insinuante, a que vengamos a atenderlo. Sus platos favoritos son, evidentemente, los más caros: atún y pechuga de pavo, pero hay días en los que ni con ellos se lo puede complacer, y entonces sólo queda el suicidio.

Quicksilver, además, es adicto a toda clase de productos químicos y cosas que huelen "raro" en general (como tippex o tinta de rotulador), aunque lo que más le gusta en cuestión de toxicomanía - además de restregarse contra el suelo recién fregado con lejía - son las superficies adhesivas de toda clase. Incluso dormido, sabe reconocer el sonido del una pegatina al despegarse, y no descansa hasta haberla destrozado (o hasta que encuentra otra cosa con la que entretenerse). Con él en casa, una tarea sencilla, como pegar trocitos de fieltro en las patas de las sillas, se convierte en un auténtico infierno. Y aun así, no podemos imaginar que alguna vez hayamos podido vivir sin él :)

Son infinitas las anécdotas relacionadas con este gato que podría contar, pero no hay tiempo ni espacio para escribirlas todas.

Este ha sido un año inigualable, sin duda, y confío en que nos esperen muchos más.

¡Brindemos por este primer año de carantoñas felinas, pelos por todas partes, desparasitación constante, arañazos en la madera y en nuestros cuerpos y, sobre todo, topionic - mucho topionic! :D

King Of Our Home

Ojalá yo fuera un gato.