martes, 9 de junio de 2009

Larger than your fucking life

AC/DC desde las gradas; A.Z.; Barcelona, 07/06/09

AC/DC es el espectáculo más grande que he presenciado en toda mi vida.


Nunca había visto a nadie entregarse al público tan desmedidamente como lo hace Angus Young. Ese hombrecillo minúsculo, que no ha conocido gimnasio, está completamente poseído por el rock and roll. Es la única forma que se me ocurre de explicar que a los 54 años pueda correr, saltar y patalear en el suelo como un colegial durante dos horas enteras, mientras toca con un virtuosismo inverosímil. Sólo se quita la guitarra para marcarse un espectacular striptease durante She’s Got The Jack (se va desnudando hasta enseñar sus calzoncillos de AC/DC xD) y luego vuelve a la acción. Sólo sale del escenario un par de veces a descansar, y nunca está fuera más de un par de minutos. Es un demonio.


A Brian Johnson se le ve que es un tipo majete. Su directo es impecable, tiene presencia y sabe tratar con el público. Es elegante incluso haciendo la pelota a la ciudad de turno, como corresponde a todo buen rocker xD Los demás miembros del grupo tuvieron un papel mucho más discreto. Sólo se asomaban al frente del escenario para hacer algunos coros ante los micros, y luego volvían a ocupar sus puestos: uno a cada lado de la batería. Le está bien empleado a Malcolm Young por no saber llevar la edad con elegancia... Es fantástico ver que, a diferencia de éste, ni Angus ni Brian han caído en el imperdonable error de operarse. Sí, tienen arrugas, pero ¿qué más da? Al menos conservan sus rasgos.


Ahora hablemos del show.


La escenografía respondía al título de la entrada: absolutamente todo lo que había sobre el escenario era gigantesco, y todo guardaba alguna espectacular sorpresa. Una cosa es imaginárselo y otra es coger todo esto y llevarlo a cabo. Como a todos los verdaderamente grandes, a AC/DC se les nota que no escatiman ni un céntimo en hacer que cada uno de sus shows sea tan espectacular como si se tratara del último. Hacen de todo donde parece que ya no se puede hacer más. Lanzan todo lo que se lanza, explosionan todo lo que explota y terminan cada concierto con una salva de fuegos artificiales, porque todos y cada uno de ellos son una espectacular y majestuosa celebración del rock and roll.


El momento más espectacular de la noche fue, sin ninguna duda, el larguísimo solo de Let There Be Rock (algo así como el Brighton Rock Solo de Angus). Angus tocó durante, no sé... ¿20 minutos? Sin parar ni un instante. Recorrió toda la pasarela, se subió al puente, hizo cosas inimaginable y luego se metió en la extraña caja-ascensor que había estado presidiendo la pista durante toda la noche y se arrojó al suelo mientras a su alrededor salía disprada una nube de ¡¿qué era eso?! ...Y luego siguió tocando. Aquello fue inhumano.


Ahora entiendo por qué AC/DC siempre han grabado sus álbumes intentando reproducir su directo y no al revés. En concierto, todo lo que tocan adquiere una dimensión completamente nueva. Es indescriptible. Hasta que no has visto a AC/DC en concierto, no puedes entender TODA su grandeza. Es demasiado brutal para ser real.


El estadio estaba completamente lleno, y no me extraña. Los cuernos luminosos que se vendían a la entrada fueron un gran acierto por parte del grupo: ayudan a financiar un espectáculo que merece ser financiado y, además, crean un ambiente genial en la oscuridad, conjuntados con las gorras gigantes que presidían el escenario.


Entre la gente, como siempre, había mucho gilipollas entonando cánticos futboleros, fumando de todo y derramando cerveza. Terminé intoxicad@ de respirar tanto humo, como de costumbre. Para colmo, la gente de las gradas se empeñó en estar de pie (no era eso por lo que habíamos pagado), obligándonos también a nosotros a levantarnos si queríamos ver algo - auqnue logramos mantenernos dignamente sentad@s casi hasta el final sin perdernos el epectáculo. Por suerte, estábamos sentados en un sector respetable, salvo por una headbanger que nos tocó soportar en la fila de delante. Deberían meter a todos los headbangers compulsivos en un corralillo y dejarnos a los demás disfrutar del concierto sin interferencias xD


Para mi sorpresa, acudió al evento una gran cantidad de auténticos Ángeles del Infierno, con sus chupas y sus choppers :D Me alegró ver también a bastantes niños y adolescentes entre el público - no sólo viejos amantes del rock, como el simpático anciano de la trencita con el que ya nos habíamos topado en el concierto de Queen.


Nos tocó bajar andando a Pl. España, cruzando el repugnante reino del orín en el que se había convertido Montjuïc y esquivando a los borrachos que intentaban entablar conversaciones con nosotr@s. Qué asco. También daban asco las pavas con camisetas de AC/DC y demás accesorios rockeros - imprescindibles para demostrar que son auténticas rock’n’roll chicks – que iban simplemente a lucirse.


No pueden evitarlo: algunos tienen mentalidad de estrellas y otros tienen mentalidad de groupies, y casi todos necesitan emborracharse para sentirse personas (o para dejar de serlo). Es la cara oscura del rock and roll y hay que aceptarla lo mejor que se pueda. Sea como sea, perderme un evento como este habría sido imperdonable.


Y, mientras siga existiendo en el mundo gente que ame a AC/DC, seguirá existiendo gente que ama el buen rock and roll.

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