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Quicksilver ya es un gato libre.
Ayer le dejamos salir a pasear solo por primera vez, y ahora entra y sale cuando quiere. Resulta extraño tenerlo fuera de casa tanto tiempo, pero así todos salimos ganando. Él es feliz y hace lo que siempre ha querido y nosotros no tenemos que aguantar sus psicopáticos hábitos de marcaje.
Cuando sale, le ponemos un bonito collar rojo a cuadro escocés para que nadie lo tome por un cualquiera - en caso de que alguna vez le diera por explorar territorio habitado - y tenemos pensado encargar una plaquita con su nombre y dirección para complementarlo.
De momento, sólo se mueve por el bosque y no se aleja mucho de casa, y ya se ha hecho amigo de la comunidad gatuna local, incluyendo a su horrible madre. Ni siquiera los machos parecen tener problemas a la hora de aceptarlo.
En fin... todo ha salido a pedir de Milhouse. Al fin y al cabo, lo único que necesitaba este incontrolable monstruíto era libertad para poder explorar el mundo exterior.
2 comentarios:
leebertad dijo en 06/03/09 14:56
Oh, una bolsa de plástico... Cómo se mueve... es poesía...!
XD En otro orden de cosas...sí, creo que en cuanto a Tadzia deje el celo le permitiré hacer lo mismo.
Otro asunto es que vuelva (...)
...en 09/03/09 2:32
[to leebertad]
Seguro que vuelve. Los gatos siempre vuelven a donde les dan de comer :)
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