Another Brick In The Wall

Levantarse antes del amanecer. Dormir en el coche. Llegar tarde por culpa del tráfico. Soportar la tiranía de profesores que buscan compensar su deificiente autoestima por medio de la autoridad que pueden ejercer sobre otros. Pasear por Plaza Epaña. Volver a soportar memeces. Ninguna maciza en el grupo. Viajar en tren hasta Gavà. Subir en autobús hasta Begues. Comer en una hora. Bajar en autobús a Gavà. Viajar en tren hasta Barcelona. Ir a clase de ballet. Soportar la tiranía de profesores que se creen todopoderosos. Frustración. Dolores en todo el cuerpo. Dormir en el coche. Cenar cualquier cosa. Estudiar. Estudiar. Estudiar. Dormir tres horas. Levantarse antes del amanecer. Dormir en el coche. Llegar tarde por culpa del tráfico. Soportar a los profesores. Suspender examenes de asignaturas que comprendo perfectamente. Volver a soportar memeces. Ninguna maciza en el grupo. Frustración. Frustración. ¿Dónde está mi brillante nivel académico? Viajar en tren hasta Gavà. ¿Por qué estoy haciendo esto? Subir en autobús hasta Begues. Comer en una hora. Deprimirse. Dormir en el autobús a Gavà. Viajar en tren hasta Barcelona. Ir a clase de ballet. No quiero ir. Soportar la tiranía de profesores que se creen todopoderosos. Frustración. Dolores en todo el cuerpo. Dormir en el coche. Cenar cualquier cosa. Estudiar. Estudiar. Estudiar. ¿Por qué estoy haciendo esto? Dormir tres horas. Estudiar. Bailar. Dormir tres horas. Estudiar. Bailar. Dormir tres horas. Estudiar. Dormir tres horas. Ponerse enfermo. Faltar a clase. Soportar reproches. Ponerse enfermo. Faltar a clase. Soportar reproches. Faltar a clase sin más. Soportar reproches. Ponerse enfermo. Ponerse enfermo. Ponerse enfermo.

Si me obligan a volver a clase, aunque sólo sea un día más, moriré.

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Breve historia de mi fracaso escolar.

Tiempo aguantado en bachillerato: 89 días.

Wedding in heaven

Nuestra Lucy se nos casa.

Parece que fue ayer cuando la veíamos besándose con chicos ligeritos de cascos a espaldas de su santo padre, y miradla ahora: casándose con un hombre de bien en un pintoresco pueblecito italiano. ¿Podría ser más televisivamente romántico? ¡Imposible!

Y ahí estaba mi Mary Camden - Jessica Biel, para los profanos - siendo una más, uniformada con el vestido marronuzco que correspondía a las damas de honor, aunque, eso sí, de la mano de su cada vez más desaliñado Timberlake (pronunciado tal como se escribe, por favor).

Tampoco faltó al evento la jovencita Mackenzie Rosman (la inexplicablemente mulata hija del pastor), con el pelo convenientemente alisado para la ocasión, tal y como mandan los cánones estéticos de este tipo de ceremonias.

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Las fotos no tienen desperdicio.

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[#2] Inside the church (aunque la segunda foto está evidentemente hecha delante de un cajero).

[#3] Las fotos más impactantes de la ceremonia.

[#4] Las damas (y damos) de honor en detalle.

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Nunca me cansaré de admirar esta serie y el fascinante mundo que la rodea.

¿Qué habrá sido de los demás miembros de la piadosa familia Camden?

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Continuará...

Bienvenidos a Monzón

- ¡¿Has dicho Monzón?!

- ¡Por supuesto! :D

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No me digáis que no la estábais echando de menos :D

¡Un año con Quicksilver!

Si alguien me hubiera dicho el 1 de octubre de 2007 que en una semana iba a tener a mi cuidado a un indefenso gatito de tres días, no me lo habría creído.

Si alguien me hubiera dicho, cuando mi Quicksilver de dos semanas estaba enfermo y los veterinarios le diagnosticaban una muerte inminente, que dentro de un año iba a tener tumbado sobre mis rodillas un gato sano y fuerte... me habría ido a Berlín más tranquil@ xD

Y aquí está él: largo y robusto, pero igual de adorable que entonces.

Cuando miro sus primeras fotos, todavía puedo notar en la piel el frío de octubre, las noches de sueño escaso (constantemente interrumpido por las necesidades propias de un recién nacido), y el olor desagradable de la leche maternizada para gatitos. ¡Qué días tan horribles! Y aun así fueron bonitos... a su manera. No es una experiencia para repetir, desde luego xDD

Quicksilver es uno de esos pocos seres que nacen con la capacidad de enamorar a todo aquel que los conoce. Como diría Bono, "es una cosa que él tiene, y vosotros no". Todavía no me he topado con nadie que haya podido resistirse a sus encantos una vez lo ha visto en persona (porque Quicksilver es más persona que la mayoría de los que, sin justificación alguna, se otorgan ese título), y no es para menos. Incluso cuando, en sus juegos gatunos, les araña la cara, las manos y las piernas a mis invitados (y creedme cuando os digo que muchos se han llevado heridas terribles), ellos nunca son capaces de enfadarse, porque mi Quick es así.

La convivencia con él es toda una aventura.

En primer lugar, a mi Quick no se lo puede alimentar con cualquier cosa. Sus gustos alimentarios cambian aleatoriamente, y es toda una hazaña adivinar qué es lo que pide el pequeño gourmet cada vez que se sienta educadamente junto a la puerta de la nevera y espera, con mirada insinuante, a que vengamos a atenderlo. Sus platos favoritos son, evidentemente, los más caros: atún y pechuga de pavo, pero hay días en los que ni con ellos se lo puede complacer, y entonces sólo queda el suicidio.

Quicksilver, además, es adicto a toda clase de productos químicos y cosas que huelen "raro" en general (como tippex o tinta de rotulador), aunque lo que más le gusta en cuestión de toxicomanía - además de restregarse contra el suelo recién fregado con lejía - son las superficies adhesivas de toda clase. Incluso dormido, sabe reconocer el sonido del una pegatina al despegarse, y no descansa hasta haberla destrozado (o hasta que encuentra otra cosa con la que entretenerse). Con él en casa, una tarea sencilla, como pegar trocitos de fieltro en las patas de las sillas, se convierte en un auténtico infierno. Y aun así, no podemos imaginar que alguna vez hayamos podido vivir sin él :)

Son infinitas las anécdotas relacionadas con este gato que podría contar, pero no hay tiempo ni espacio para escribirlas todas.

Este ha sido un año inigualable, sin duda, y confío en que nos esperen muchos más.

¡Brindemos por este primer año de carantoñas felinas, pelos por todas partes, desparasitación constante, arañazos en la madera y en nuestros cuerpos y, sobre todo, topionic - mucho topionic! :D

Salute my sweet Birthday Boy! ^^

¿A quién se le ocurriría pensar que este bomboncín ya tiene 19?

Hay en este mundo unos pocos afortunados que nunca dejan de ser adolescentes, y yo he tenido la suerte de cruzarme con uno de ellos. Algunos decaen mucho antes (como Dan, Victor, el Pequeño Dandy o incluso mi querido Mowgly), pero él se mantiene. No ha cambiado en absoluto desde los 16 (salvo por algunas cicatrices nuevas xD) y esperemos que así siga durante muuucho tiempo n.n

Felicidades por haber jodido a la muerte un año más, querida fräulein, y por mantenerte eternamente bello en este mundo efímero.

Road Warriors

Salimos de casa, equipados como los moteros pro que somos - chaqueta y guantes incluídos - y dos mochilas cargadas de provisiones y ropa interior limpia a la espalda. Ya en el parking, me recojo el pelo, y hacemos las últimas comprobaciones antes de emprender el largo viaje a Rocafort.

Arrancamos, y nos escurrimos entre el tráfico de la tarde. Llevamos de todo para sobrevivir ahí arriba; incluso una película tan larga como alternativa y varios CDs de música decadente (de la que sólo se escucha por esos lugares) para pasar el rato.

Dejamos Barcelona y entramos en la autopista. Atravesamos los túneles. Pagamos los pertinentes peajes; todo en orden, como siempre. Sorteamos las últimas curvas de la carretera, y, tras 50 minutos de viaje, llega el chiste:

- Ali, me he dejado las llaves.

El resto ya es historia.

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Y, si alguien os dice alguna vez que pasear por el campo durante tres horas no puede ser divertido, os miente.